Absorberá
conocimiento prácticamente de toda fuente. Por ser
intelectual, científico y estudioso, jamás
aceptará una premisa a no ser que haya analizado
la situación cabalmente y llegado a su propia conclusión.
Le disgustan las sugerencias ajenas, principalmente
porque se juzga autoridad en cualquier tema. Le afecta la
injusticia y jamás deberá intentarla, pues
actuará como boomerang que le herirá más
que a la persona que trata de herir.
Le desagrada la labor manual. No es tan
doméstico como un número seis, ni tan práctico
como un número cuatro. Se inclina hacia lo espiritual
y filosófico. Si bien puede ser religioso, frecuentemente
se inclina hacia la metafísica.
Anhela quietud para meditar y vivir su
vida interior. Debe aprender a vivir solo y a no estar solitario.
Por lo común evitará las multitudes, pues
puede alterarse al estar sujeto al ruido y la confusión.
Cree que la búsqueda del conocimiento
está únicamente detrás de la adquisición
de comprensión y sabiduría. Su nota clave
es la perfección, no la popularidad. Puede parecer
frío y distante, pero esto se debe a que está
satisfecho con su vida interior plena.
Es más bien idealista que materialista.
Como número siete, deberá confiar en su intuición
y seguir sus corazonadas. Puede captar fácilmente
un engaño o reconocer a un individuo superficial.
Ama la naturaleza y es afecto a los animales.
Podría triunfar como científico,
maestro, ocultista, escritor, horticultor, inventor, abogado,
actor, analista o líder religioso.
Rasgos positivos: Nobleza,
dignidad, altruismo, idealismo, pudor, discreción,
fortaleza, valentía, bondad, generosidad, protección
a los débiles, sabiduría, ecuanimidad, sinceridad,
capacidad de adaptación, afectividad, humildad, imaginación,
sensatez.
Rasgos negativos: Gusto
por la rutina, monotonía, pereza, falta de iniciativa,
terquedad, escaso sentido del humor, conformismo, previsibilidad,
escasa ambición, mezquindad, aburrimiento.
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